lunes, 30 de septiembre de 2013


Una mezcla de todo...

El Vallis se convirtió en el trayecto perfecto.Piloteando el auto Fabrice y como copiloto y descifrador de la guia, yo.Nuestra guia indicaba carreteras estrechas dirección Matterhorn,ligeramente tomando a la derecha un desvio hasta Medji.Hasta ahora ya habíamos escuchado demasiado de este,solo nos quedaba hacerlo presente y así fue,de tal modo que la primera impresión que causo en nosotros fue,como tomar vitaminas por los ojos y empotrar dedos y puños en sus interminables fisuras.Largas cicatrices surcan todo el muro hasta alcanzar alguna los cinco largos de una excelente calidad.La noche fue cayendo sobre nosotros justo en el ultimo rapel antes de tomar el camino de bajada, el coche seria nuestro mejor cobijo ya que una lluvia fina empezó a caer y nos acompaño toda la noche con un leve sonido cada vez que impactaba en el techo del auto.Esto me hizo caer en un sueño profundo hasta bien avanzada la mañana.



Pusimos rumbo a la ciudad de Sion y a su muro que nos protegería de la lluvia mas tarde.En su muro desplomado me hice con alguna de sus vías que nos recomendó un lugareño y que desconocemos sus nombres y otras vías al no haber ninguna guia.Fabrice estableció sin duda una seria relación con un supuesto 7b nada fácil,como todo lo que surca este muro aunque algunas han sido muy echas y el tacto no es el más aconsejado,no deja de tener en su haber lineas atractivas.


Arriba,Pedro Gata en Lindental... 

Sion nos acogió de la mejor manera, con sus calles llenas de terrazas y la buena compañía.El día siguiente estubo marcado por la intensa niebla y la fuerte lluvia,tube la sensación de que a estas fechas, mediados de septiembre se sometía al ensayo general de un prematuro invierno. Geraldine y Matei nos tomaron en su supermini en una carretera repleta de jirones con una pronunciada pendiente que parecía no acabar nunca,luego un camino que la maleza ocultaba y que Geraldine hizo con agilidad deslizar el auto sobre barro y grandes charcos de una manera increíble,sintiendo en todo momento golpear el suelo sobre los bajos de aquella maquina flotante. Después del largo treyecto llegamos a Le Mordor,una fantástica roca que una vez mas nos protegería de la lluvia con rutas de hasta 45m, teniendo en cuenta el poco espacio para asegurar y asegurarse el regreso a la roca al bajar lanzando el extremo de otra cuerda...


Arriba igual que abajo,Tessin...


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