lunes, 10 de noviembre de 2014

Al borde de lo inesperado en una tarde en Kandertal, asoma a nuestras espaldas la luna como farolillo. Apenas tuvimos tiempo de absorber este pequeño momento entre el día y la noche, en que la luz del sol choca sobre las cimas como ilumina la luna. Esto es signo de que se abre una nueva veda. Prefiero llamarla, naufragar, en lo que uno más desea o sueña y lo transfiere a una forma de vida. En esta inmersión me llevare conmigo lo imprescindible, la motivación y un par de cintas expres, los muebles quedaran a flote, las formas naturales van a ser nuestro mejor cobijo y a la vez nuestros mayores retos, se convertirán en tertulias de largas tardes oscuras por la ausencia de luz, pero de una brillante compañía. El camino, como siempre, se hará corto,  porque todavía no he vivido un invierno de más de trescientos sesenta y cuatro días con sus noches y pasa demasiado deprisa.


Blausee, David en un interesante 7c.


Alan en otra joya en un durisimo 7b cuando uno no conoce todos los detalles.


David en uno de los enclaves.


Kandertal contiene innumerables sectores de bloque, muchos todavía me son desconocidos, incluso blausee, a pesar de que suele ser para mi un lugar que frecuento, todavía esconde entre los arboles y el musgo, alguna encantadora piedra con dificultades que rondan desde el séptimo hasta el ocho a mas....


En la imagen de abajo, Alan en otro de los sectores, Universum, con un complicado primer movimiento de 7b+.



Pascal resolviendo la parte mas delicada, aunque, todavía queda una larga secuencia hasta lograr la cima.


Otra de la secuencia del mismo bloque.



David y Alan en el mismo bloque.